“Estar en constante interacción con la población permite que nuestros desarrollos no se queden en el laboratorio”

Fecha de publicación: 12/06/2024
Fuente: CIAL. Instituto de Investigación de Ciencias de la Alimentación
Lugar: Noticias
Marta Martínez Sanz (Valencia, 1984) tiene poco tiempo para entrevistas, pero mucha predisposición a responder preguntas. La investigadora del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL) nos atiende desde Illinois (EE.UU), donde actualmente compatibiliza una beca Fulbright con varios proyectos nacionales que lidera y un prestigioso Consolidator Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC, por sus siglas en inglés). Martínez Sanz no duda en hacernos un hueco para compartir su trabajo y objetivos, con más motivo hoy que el CIAL celebra la Semana de la Administración Abierta 2024.
Pregunta: ¿Cómo le explicaría a una persona cualquiera en qué consiste su trabajo?
Respuesta: Podríamos decir que la investigación que llevamos a cabo en el grupo está encaminada a desarrollar estrategias que nos permitan valorizar nuevas fuentes de alimentación ricas en proteínas y de origen no animal, como podrían ser las algas marinas. Esto engloba tanto el desarrollo de procesos que nos permitan concentrar o extraer las proteínas de estas fuentes como formular alimentos en los que estas algas se usen como ingredientes. Además, evaluamos lo que sucede durante el proceso de digestión gastrointestinal para conseguir que las proteínas de estas fuentes se digieran y asimilen correctamente en nuestro organismo.
P: Está recibiendo mucho apoyo para que este trabajo dé sus frutos, ¿por qué es tan importante?
R: Nos encontramos en un momento en el que la problemática medio ambiental originada por el cambio climático es cada vez más evidente. Esto está afectando directamente al rendimiento de los cultivos terrestres, que a día de hoy forman una parte muy importante de la cadena alimentaria. Es necesario que busquemos alternativas a las fuentes de alimentación actuales, fundamentalmente basadas en alimentos de origen animal y cultivos terrestres, y la investigación científica juega un papel fundamental en esta búsqueda.
P: Así que su éxito es el de la sociedad…
R: En este terreno, como en tantos otros, todo lo que podamos avanzar en el laboratorio puede tener un reflejo evidente y muy positivo para la sociedad. Necesitamos garantizar el acceso de toda la población a alimentos nutritivos, seguros y con precios asequibles.
P: ¿Diría que las y los investigadores jóvenes son más conscientes de lo positivo que resulta tener una relación estrecha con sus conciudadanos?
R: Sí, creo que las generaciones de investigadores más jóvenes tienen más predisposición a estar en constante interacción con la población más alejada de la investigación. Esto nos permite que los desarrollos que llevamos a cabo en el laboratorio no se queden ahí, si no que se transmitan a diferentes sectores de la población.
P: ¿Cómo trabaja usted esa relación?
R: Hay muchas maneras de abrir nuestro trabajo a las personas no especializadas, pero en nuestro grupo tratamos de acercar nuestra investigación a través de charlas divulgativas en centros educativos, actividades de divulgación, utilización de redes sociales… Lo importante, aparte de fomentar las vocaciones científicas, es que el conocimiento que generamos llegue a la ciudadanía, que al final es quien está financiándolo.

P: ¿Opina que desde las instituciones se tiene suficientemente en cuenta qué piensa la ciudadanía a la hora de elegir a qué se destina el presupuesto en investigación?
R: Me parece que hay voluntad de que así sea. Por ejemplo, creo que se están integrando temas de actualidad en las convocatorias de proyectos, especialmente a nivel europeo.
P: En cuanto a sus objetivos científicos, ¿se plantea usted cuál es el interés de las personas a las que finalmente llegan los resultados de su investigación?
R: La investigación nace para dar respuestas a problemas de la sociedad, así que esto ya está implícito, porque si no hubiera un interés no tendría sentido nada de lo que hacemos. Por otro lado, está la circunstancia de que todo lo que hacemos en el laboratorio tiene que poder comercializarse, que suele ser el cuello de botella.
P: ¿Y cómo se sabe cuál es ese interés?
R: Lo que hacemos nosotros es colaborar con empresas en nuestros proyectos, de manera que puedan orientarnos hacia desarrollos que puedan implantarse a nivel industrial.
P: En cualquier caso, no debe de ser fácil vislumbrar las posibilidades de su trabajo. ¿Hasta qué punto piensa que la ciudadanía debería implicarse en decidir qué se investiga?
R: Creo que está bien contar con la opinión de la sociedad, saber cuáles son los temas que preocupan y los problemas que necesitan respuesta. Pero a partir de este conocimiento, son los investigadores los que deben plantear qué aspectos se pueden abordar actualmente con el conocimiento y las herramientas de las que disponemos.
P: Este año ha recibido usted el Premio Nacional para Jóvenes “Ángeles Alvariño”, y es la primera vez que se otorga en su campo de estudio. ¿Siente más euforia o vértigo?
R: Es algo difícil de describir, ya que se mezclan muchas sensaciones. Por un lado, es un gran orgullo haber recibido este premio, y pienso que es un gran reconocimiento a mi trabajo y esfuerzo de muchos años. Por otro lado, tengo la sensación de que no merezco este premio más que muchos otros compañeros que están trabajando en el mismo campo de investigación y siento una gran responsabilidad.
P: Las comparaciones son odiosas, pero esta es casi inevitable… ¿Qué diferencia ve entre la generación de investigadores a la que pertenece y las que la han precedido?
R: No creo que podamos hacer una comparación directa, ya que las circunstancias son completamente diferentes. Todos nos hemos encontrado con muchos obstáculos y la carrera investigadora nunca ha sido fácil para nadie. En el caso de mi generación, es cierto que nos hemos encontrado con una situación muy difícil en cuanto a la estabilización. Lo más habitual es tener que emigrar fuera de España por un tiempo relativamente largo para poder optar a becas postdoctorales. Además, la exigencia en cuanto a nuestros currículos es tremenda, ya que tenemos que tener una gran cantidad de publicaciones, dirección de proyectos como investigadores principales, dirección de personal, actividades de transferencia industrial, divulgación…tenemos que hacer de todo y siempre con mil obstáculos y escasa financiación, al menos a nivel nacional.