Fecha de publicación:
21/04/2023
Fuente: El País
Han pasado 44 años y 4 meses desde que la revista TIME puso en portada a una verde y gigantesca hoja de marihuana atravesada por un avión a hélice abrazados por el sugestivo y muy cinematográfico título: The Colombian Connection. El reportaje, firmado por el corresponsal Donald Neff, en los primeros párrafos evidenció una realidad que hoy podría aplicar a otros estupefacientes vistos con peores ojos que la, hoy para muchos, inofensiva mata de cannabis.Las frases son lacónicas y nos hablan de un pasado que parece presente: la hierba “está destinada en su mayoría a los Estados Unidos, donde 42 millones de personas que fuman marihuana la convierten en el consumo ilegal más admitido desde el alcohol en tiempos de la prohibición”. “La ‘Colombian Connection’ es una red de agricultores, traficantes, compradores a gran escala y jíbaros que se extiende a más de 5.000 millas de Bogotá hacia mercados en Nueva York, Chicago y Los Ángeles (…) y a donde quiera que llegue esa ‘Colombia Connection’ se extiende la violencia y corrupción”.Han pasado 44 años y 4 meses. La marihuana es legal es más de una decena de estados de la unión americana y un negocio floreciente en muchos lugares del mundo donde no sólo se le trata como una planta medicinal, sino como un producto recreativo al igual que el alcohol. En locales pulquérrimos cual farmacias se pueden comprar las flores para trillar, los cigarros para fumar, las galletas o gomitas para comer y hasta las bebidas para saciar la sed y desconectarse un poco de la realidad. Lo mismo que ocurre en bares y licoreras. De hecho, las tres ciudades que mencionan en el viejo artículo de TIME hoy consideran legal la producción, comercialización, y consumo del cannabis. Los tiempos cambian.Entretanto, en Colombia, lugar desde donde llegaba el aprovisionamiento para aquellas metrópolis del norte, todo parece congelado en aquel 1979. Los esfuerzos por crear una industria del cannabis no recreativo fueron ahogadas por el gobierno ultraconservador de Iván Duque, quien, a pesar de decirse promotor de la inversión extranjera, condenó a la quiebra a muchos que vieron en nuestro suelo el mejor lugar para impulsar la industria de la marihuana medicinal. En lugar de aprovechar lo que hubiese sido una bonanza, hizo todo lo posible por hacer imposible el negocio, al punto que los gringos en su propio país se hicieron productores en vez de comprar aquí barato. La oportunidad pasó.Ahora en el Congreso avanza el proyecto para legalizar la marihuana de uso adulto. Poco a poco se han ido superando los debates, ¿pero llegará a ser aprobado?Investigadores de la Universidad de los Andes ya presentaron su propuesta de política pública en caso de que la legalización se dé. Se basan en varios principios: salud pública, mejorar las condiciones de seguridad y construir un mercado que garantice participación a los actuales actores del mercado. ¿Sabremos dar el paso?Una buena idea para contrarrestar la resistencia en sectores conservadores sería presentar la propuesta de política pública del gobierno para el manejo del mercado de un cannabis regulado. Ministerios de Justicia, Salud y Agricultura podrían anticiparse a lo que podría ser un gran negocio. Basta con ponerse a trabajar.Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país. Seguir leyendo