La “agricultura de carbono”, una oportunidad de mercado para el campo extremeño

Fecha de publicación: 17/10/2024
Fuente: Extremadura XXI
Lugar: agricultura
La UE avala prácticas como las nuevas cubiertas vegetales, la agricultura de conservación, los barbechos mejorados, mejoras en las rotaciones o cambio de herbáceos a leñosos



Las prácticas para facilitar el secuestro de carbono y reducción de las emisiones desde el suelo mediante certificados reconocidos de alta calidad ya cuentan desde hace pocas semanas con un marco de certificación estable dentro de la Unión Europea. Que puede tener un impacto muy importante para determinadas actividades agrícolas. El pasado 19 de febrero el Consejo y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo político sobre el reglamento que establece el primer marco de certificación para las remociones de carbono a nivel europeo, el llamado Certification Framework for Carbon Removals (CFCR). 



Juan Sagarna, director del departamento de Sostenibilidad, Calidad e Innovación de Cooperativas Agro-alimentarias de España, ha analizado en detalle todo lo que puede suponer para el sector agrario dicho acuerdo y sobre todo las prácticas que se pueden ver más beneficiadas. Uno de los aspectos claves del acuerdo es que se trata de prácticas voluntarias y no obligatorias para los sectores que pueden estar más interesados en este tipo de actuaciones para facilitar el secuestro de carbono y la reducción de emisiones.



Cuatro actuacionesSegún Juan Sagarna, se diferencian cuatro tipos de actuaciones que generarían unidades o certificados diferentes, cada uno de ellos podrían ser utilizados para su valorización en distintos mercados, esquemas, iniciativas, que aún están por concretarse:



-Certificados obtenidos por la eliminación permanente de carbono (almacenamiento de carbono atmosférico o biogénico durante varios siglos).



-Certificados obtenidos por el almacenamiento temporal de carbono en productos duraderos, como los materiales de construcción biogénicos como la madera o similares, con una duración mínima de 35 años.



-Certificados obtenidos por el almacenamiento temporal de carbono procedente de la agricultura o silvicultura de carbono. Algunas de las prácticas interesantes en España podrían ser la restauración de bosques y suelos, las nuevas cubiertas vegetales, la agricultura de conservación, los barbechos mejorados, mejoras en las rotaciones, cambio de herbáceos a leñosos, aunque el alcance de las mismas se trabajará por grupos de expertos durante 2024.



-Certificados obtenidos por reducción de las emisiones vinculadas al suelo (procedentes de la agricultura de carbono), que incluyen la reducción de las emisiones de CO2 (menor uso de diésel y energía en las labores agrícolas) y óxido nitroso (gestión de la fertilización) derivadas de la gestión del suelo.



Los agricultores pueden obtener los dos últimos certificados mediante prácticas de agricultura de carbono. El beneficio de estas prácticas debe durar al menos cinco años para ser certificadas. El Reglamento insiste que no deben dar lugar a la adquisición de tierras con fines especulativos que afecten negativamente a las comunidades rurales.



Hay que tener presente que “las actividades que ya almacenan carbono en la actualidad no están incluidas en el ámbito de aplicación del Reglamento a partir del año de referencia que se determine. Esto aplica a la biomasa agrícola o forestal ya presente de forma permanente o periódicamente en los cultivos anuales. Sólo lo estarán aquellas que impliquen secuestro adicional respecto de las líneas base que se establecerán, y también respecto a ese año de referencia. Quedan excluidos también los proyectos de energías renovables”, aclara Sagarna.



Para 2026, la Comisión debe elaborar un informe sobre la viabilidad de incluir en el futuro las actividades de certificación que den lugar a la reducción de emisiones de la fermentación entérica y la gestión del estiércol (NH4-Metano). Según Sagarna, “la buena noticia es que el acuerdo no pone limitaciones para amortizar el formato de certificados, si se generan, las prácticas llevadas a cabo en los ecorregímenes. Rotaciones, cubiertas vegetales, y agricultura de conservación tienen un gran potencial secuestrador en los suelos minerales españoles”.