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Biotech
Cocoon Bioscience, empresa biotecnológica especializada en la fabricación de proteínas recombinantes, ha inaugurado la primera planta a escala industrial en el mundo que produce estas moléculas utilizando insectos en su fase de crisálida como biorreactores naturales de bajo costo. Esta instalación de 2.600 m2 y ubicada en Parque Tecnológico de Bizkaia, en Derio está diseñada para producir reactivos para la emergente industria de terapias y vacunas de ARNm y secuenciación genética, así como para el desarrollo de factores de crecimiento para el sector de la carne cultivada. Según la compañía, este método es más natural, escalable y económico que la tecnología de fermentación de precisión que se ha utilizado habitualmente para el desarrollo de proteínas recombinantes.
Una granja high-tech de grado farmacéutico
Cocoon Biosciences cerró una ronda de 15 millones en 2023, destinados fundamentalmente a la construcción de la planta ahora inaugurada, y a escalar la tecnología desde el laboratorio a una capacidad de producción industrial “cumpliendo con los estándares de calidad GMP (grado farmacéutico), seguridad alimentaria y rendimiento”, nos explica Josh Robinson CEO de Cocoon Bioscience. “Esto ha implicado desarrollar instrumentos y flujos de trabajo personalizados para automatizar el proceso de cría de insectos, inocularlos con virus para producir proteínas y enzimas específicas, y purificar los productos finales. Muchos de estos nuevos procesos son completamente personalizados y forman parte de nuestra IP, y nuestro expertise.”
Hemos creado nuevos procesos completamente personalizados que forman parte de nuestra IP y nuestro expertise
La planta se configura como una suerte de granja high-tech de 2.600 m2 con tres áreas diferenciadas dedicadas a la cría de insectos, la inoculación de virus, (upstream), el procesamiento posterior(downstream) y una tercer dedicada la preparación, control de calidad y empaquetado del producto final.
Interior de la planta de Cocoon Biosciences. Fuente: Cocoon Bioscience
El alto nivel de automatización de la planta permite que sea gestionada por un equipo de 34 personas cuyos perfiles van desde ingenieros e investigadores procedentes de la industria farmacéutica o la producción de proteínas a entomólogos. La plataforma tiene capacidad para alojar decenas de millones de insectos y escalar la producción desde lotes de 10 miligramos hasta cientos de gramos de proteínas recombinantes.
Vacunas y factores de crecimiento
Actualmente, Cocoon Bioscience se enfoca en dos líneas principales de productos: enzimas y factores de crecimiento. La proporción destinada a la industria biofarmacéutica y a la de carne cultivada ha variado desde la definición del proyecto. “Nuestro plan inicial es que fuera 50/50, y creo que en el largo plazo será así. Pero actualmente estará más cerca del 80/20 debido a una demanda mayor de la esperada en el campo de las proteínas para la industria biofarmacéutica, especialmente de las denominadas enzimas imposibles (cuya producción es muy difícil con otras técnicas).” A esta circunstancia hay que sumar el ritmo menor de demanda del segmento de la carne cultivada. “La demanda no ha desaparecido, pero se ha demorado. La regulación está yendo más lento de lo esperado, la inversión también se ha frenado en los últimos 18 meses, y eso está retrasando toda la industria en general.”
La demanda de factores de crecimiento no ha desaparecido, pero se ha demorado
A la espera de la reactivación de la industria cell-based
Contar con un negocio paralelo es un colchón importante para dar tiempo a que la industria cell-base se reactive. Entre tanto, el objetivo es que la planta sea completamente rentable con la línea de productos destinados a la salud cuya producción inicial es de 3kg al año pero puede superar los 20kg a medida que la demanda aumente. “Tres kilogramos no parece mucho, pero para muchas de las proteínas enzimáticas con las que trabajamos, el precio medio de venta ronda los 100 dólares por miligramo, es decir, 100 millones de dólares por kilo. Así que no necesitamos producir mucho para tener una fábrica muy rentable, porque nuestros costes son fijos.” Y ello, teniendo en cuenta que su tecnología de “bioreactores naturales” puede reducir hasta un 90% el coste de estas moléculas para la industria biofarma.
Somos capaces de producir factores de crecimiento en el punto de precio para que la carne cultivada sea competitiva
Aunque las vacunas y terapias de ARNm y la carne cultivada comparten un desafío que limita su uso y la adopción de estas tecnologías –el alto coste de las materias primas– estos precios siguen siendo inasumibles para la industria de las proteínas alimentarias. En este caso, y dado que se trata de volúmenes completamente diferentes a los de la industria farmacéutica, Robinson afirma estar en condiciones de producir factores de crecimiento a un precio significativamente menor. “Somos capaces de producir los factores de crecimiento en ese punto de precio que se requiere para que la carne cultivada sea competitiva frente a la carne tradicional, al menos un orden de magnitud o menos que cien dólares por miligramo.”
Aunque esté ralentizada, Robinson sigue siendo optimista sobre el potencial a largo plazo de la industria cell-based, “además de algunos titulares negativos, estamos viendo importantes progresos tanto tecnológicos como de instalaciones de escalado o regulatorios”. Sin embargo, el ejecutivo vaticina un fuerte proceso de concentración. “Hay más de 100 empresas de carne cultivada, pero no puede haber 100 ganadores en este espacio ni 100 compañías poniendo en marcha grandes instalaciones de escala comercial. Pero hay una oportunidad en la unión de compañías que combinen sus IPs como si fueran diferentes piezas de un rompecabezas.”
No puede haber 100 ganadores en este espacio
A pesar de ello, la compañía es firme en su estrategia de crear una cartera de productos para la industria de la carne cultivada. “No queremos abandonar esta industria. Tenemos que ser rentables, pero también tenemos la misión de servir a la industria alimentaria para ayudar a hacer realidad la carne cultivada como una fuente alternativa viable de proteínas para alimentar al mundo de una manera más sostenible.”
El valor del ecosistema
Además de su ronda de 15 millones, Cocoon Bioscience también ha contado con el la colaboración de varios agentes del ecosistema de innovación e industrial vasco, así como con apoyo de la administración con varias subvenciones de SPRI, la Agencia de Desarrollo Empresarial del País Vasco. Esto incluye una subvención HAZITEK para el desarrollo de enzimas para la producción de ARNm, una subvención HAZITEK para el desarrollo de factores de crecimiento para mariscos cultivados (en colaboración con Tecnalia e InnoProt), así como una subvención de bioeconomía en torno a la sostenibilidad para lograr, junto con Tecnalia, el reciclado de los residuos de insectos en bioestimulantes agrícolas y bioplástico.
Fecha de publicación:
27/09/2024
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