El respaldo del Parlamento Europeo a la propuesta de la Comisión Europea de prohibir los plaguicidas en las Superficies de Interés Ecológico (SIE) a partir de la PAC del 2018 no ha satisfecho a nadie. La Alianza UPA-COAG lo considera “un error de graves repercusiones para el sector agrario”, mientras que la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Ecológica de la Unión Europea (IFOAM UE) lo considera insuficiente frente a las todavía numerosas prácticas agrícolas nocivas para el medio ambiente.
De acuerdo con el periódico digital Agroinformación, la Alianza UPA-COAG rechaza esta prohibición porque considera que traerá consigo “efectos contrarios mayores que los supuestos beneficios que derivarían de la prohibición”. Por un lado se producirían más emisiones de carbono y más erosión del suelo por ser necesario realizar un mayor número de labores mecánicas sobre el terreno. Y por otro lado, se reducirían los cultivos fijadores de nitrógeno (leguminosas y proteaginosas) por no resultar viable su producción sin poder utilizar ningún producto fitosanitario, lo que amenazaría la seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria europeas en lo que a producciones de cultivos proteicos se refiere, cultivos en los que dicho sea de paso, la producción de la Unión Europea es deficitaria.
Las organizaciones conservacionistas WWF y SEO/BirdLife discrepan de esta visión. En su opinión, a pesar de la evidencia científica, y de la coherencia programática, ha habido mucha presión para que no se incluyeran restricciones de gestión en las SIE, entre otras cosas, porque se han estado considerando como parte del plan de cultivo de las explotaciones con un objetivo más productivo que ambiental. Prueba de ello es que, pese a que la obligación de designación de SIE era del 5%, más del 10% del total cultivable de la UE está siendo declarado como SIE.
Por su parte, la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) lo considera una medida de apoyo a los agricultores que han apostado por la sostenibilidad y los cultivos en ecológico, entregados al medio ambiente, la salud pública y las zonas rurales.
Lo único cierto es que la decisión de los eurodiputados envía una clara señal a la ciudadanía de que los agroquímicos no son compatibles con las prácticas agrícolas agroecológicas. Y si no lo son, como ha quedado científicamente demostrado, ¿cómo es posible que se siga autorizando su uso, no ya en zonas de importancia ecológica sino en cualquier otro lugar?
Fuente: La crónica verde - 20 minutos