Badajoz acoge la mayor planta transformadora de efluentes fitosanitarios de Bayer
Contra el gusano verde y el taladro en el tomate de industria o el pulgón en árboles frutales luchan agricultores y fincas agrícolas desde antaño, entre otros muchos agentes amenazadores. Pero gracias a la innovación de las últimas tres décadas, como escudo de batalla se recurre a productos fitosanitarios que, si bien provocan la mejora del cultivo, desencadenan episodios contaminantes para el medio ambiente. Entre ellos, la palma se la llevan los efectos que producen los vertidos de restos de fitosanitarios en suelos y aguas subterráneas. Contra ello, Bayer presenta Phytobac, un nuevo sistema de gestión sostenible que permite degradar los efluentes y evitar la contaminación.
El principal objetivo de Phytobac es evitar que los restos no deseados lleguen al suelo o a las aguas subterráneas. Para ello, “este sistema funciona como un lecho biológico que degrada las sustancias activas por acción microbiológica del suelo”, explica el Sustainable Agriculture Manager (Director de Agricultura Sostenible) de la división de protección vegetal de Bayer, Francisco Miró. De esta forma, se reduce su concentración en un recinto cerrado hasta su degradación biológica. O, en otras palabras, los residuos secos se disipan de forma natural hasta su completa desaparición.
Miró cuenta que este proceso de purificación se realiza en tres pasos. El primero es la recogida de los líquidos residuales en la zona de lavado y el llenado de los equipos, que en una segunda etapa son transportados hasta el tanque de regulación. Allí son almacenados para, en un último momento, distribuirlos en la zona de degradación, “donde se reparten los efluentes sobre el sustrato biológicamente activo”.
Agricultura sostenible
La principal ventaja de este sistema para el campo y el medio ambiente es la posibilidad de degradación de los efluentes fitosanitarios que presenta. Además, este proceso se lleva a cabo en un sistema cerrado, “lo que mejora la seguridad, la responsabilidad y las buenas prácticas agrícolas”, recalca el Sustainable Agriculture Manager.
Este proyecto sigue la línea de Bayer, marca que apuesta por una agricultura más sostenible aunando productividad y cuidado del medio ambiente, “ya que es un sistema que no genera residuos peligrosos y que no precisa de contratación de servicios de un gestor de residuos”, apunta Miró. “Ya que siguiendo las directrices de mantenimiento puede tener una vida útil de más diez años”, concluye.
Además, este sistema ayuda al cumplimiento de la Directiva de Uso Sostenible de Fitosanitarios, que incluye entre sus objetivos la protección del medio acuático y el medioambiente así como una serie de medidas para prevenir la contaminación difusa y puntual que se pueda causar de forma accidental.
Badajoz, la planta más grande
“El tamaño del Phytobac va en función del tamaño de la finca, del cultivo y, por lo tanto, del volumen de efluentes a gestionar”, puntualiza el director. Esto justifica el que la planta de mayores dimensiones se ubique en la provincia de Badajoz: la empresa Transa, donde se ha instalado este primer Phytobac extremeña, agrupa gran cantidad de superficie de tomate de industria. “Este hecho requería un sistema de gestión de efluentes que cubriera sus necesidades”.
Dicha planta se construyó a lo largo de 2015 y se ha empezado a gestionar en 2016. “El sistema se revisa por parte de la empresa instaladora para que cumpla siempre con los requisitos de seguridad establecidos”, añade Miró.
Fuente: España con equis