Fuente:
Comunidad Ism
Lugar:
Biodiversidad
En las últimas dos décadas, las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) se han consolidado como una estrategia integral para abordar simultáneamente la degradación ambiental, la crisis climática y las desigualdades socioespaciales. Este enfoque, respaldado por la Comisión Europea y organismos internacionales como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), parte de una premisa fundamental: la naturaleza no es solo objeto de protección, sino un activo para generar beneficios ecológicos, sociales y económicos (IUCN, 2020).
En el contexto europeo, las SbN se han incorporado a marcos estratégicos como el European Green Deal, la Estrategia de Biodiversidad 2030 y la Ley de Restauración de la Naturaleza. Estos instrumentos promueven la restauración de ecosistemas, el aumento de la resiliencia climática y la creación de paisajes multifuncionales.
La IUCN (2020) define las SbN como “acciones para proteger, gestionar de forma sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados que aborden desafíos sociales de manera efectiva y adaptativa, simultáneamente proporcionando beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad”. Esta definición destaca tres elementos esenciales:
Multifuncionalidad: una SbN debe generar beneficios simultáneos para la biodiversidad, el clima y la sociedad.
Co-beneficios medibles: el éxito debe evaluarse mediante indicadores claros, tanto ecológicos (p. ej., incremento de cobertura vegetal, diversidad de especies) como sociales (p. ej., accesibilidad, reducción de riesgos).
Escalabilidad y replicabilidad: las intervenciones deben poder adaptarse a distintos contextos geográficos y socioeconómicos.
La implementación de SbN en el paisaje exige:
Diagnóstico inicial con base científica, integrando datos de biodiversidad, uso del suelo y vulnerabilidades climáticas.
Diseño participativo que involucre a comunidades, administraciones y actores económicos.
Evaluación coste-beneficio que considere servicios ecosistémicos y externalidades positivas.
Monitoreo adaptativo, ajustando las acciones según los resultados obtenidos y los cambios en el contexto.
Este marco metodológico no sustituye las prácticas clásicas de conservación, sino que las reinterpreta bajo un paradigma de beneficio mutuo entre naturaleza y sociedad (Raymond et al., 2017).
Casos Prácticos Europeos
Restauración de humedales en el delta del Ebro, España
El delta del Ebro es un paisaje de alto valor ecológico y productivo, pero vulnerable a la subsidencia, la salinización y el aumento del nivel del mar. Un programa piloto de restauración implementado entre 2018 y 2023 ha reconfigurado áreas agrícolas marginales como humedales funcionales. Estas intervenciones han reducido la energía de las olas durante episodios de tormenta, mejorado el hábitat para aves acuáticas y diversificado las oportunidades de ecoturismo (European Commission, 2025). Los datos de seguimiento indican un incremento del 35 % en la biodiversidad de macroinvertebrados acuáticos y una reducción de un 20 % en la intrusión salina en zonas críticas.
En línea con los mismos objetivos, dentro de este ámbito de acción destaca el proyecto LIFE Ebro-AdMire, financiado por la Unión Europea y vigente entre 2021 y 2027. Esta propuesta contempla la instalación de islas flotantes de vegetación, pensadas para estabilizar los sedimentos y favorecer la biodiversidad. Asimismo, se están aplicando prácticas agrícolas sostenibles con el fin de disminuir la salinización del suelo y optimizar el uso del agua.
Proyecto LIFE+ Territorio Visón en la cuenca del río Arga en Navarra, España
Si hablamos de restauración de hábitat y mejora en la gestión del agua nos movemos hacia el norte de España. Desarrollado en la cuenca del río Arga en Navarra, este proyecto, tiene como objetivo la conservación del visón europeo, una especie en peligro de extinción. Se han llevado a cabo acciones de restauración en los hábitats fluviales, incluyendo la plantación de vegetación autóctona y la eliminación de especies invasoras. Esto mejora la capacidad del río para retener agua y reduce la velocidad del flujo, mitigando el riesgo de inundaciones. También se han creado refugios y áreas de protección para el visón europeo y otras especies, lo que contribuye a la biodiversidad y a la estabilidad del ecosistema fluvial.
Restauración de cuenca en Tullstorpsån, Suecia
El proyecto Tullstorp Stream es una iniciativa de restauración a escala de cuenca en el sur de Suecia que busca mejorar el estado ecológico del cauce, reducir inundaciones en áreas agrícolas y recuperar funciones de humedal mediante remeandrado y creación de humedales. Es gestionado por la asociación local de propietarios (Tullstorp Stream Economic Association), lo que destaca su carácter bottom-up y su enfoque en gobernanza local.
Desde 2009 se remeandearon tramos del arroyo, se restauraron 10 km de cauce y se crearon alrededor de 169 ha de humedales y zonas de retención. Las actuaciones incluyeron retirada de diques, restauración de meandros, recolocación de sedimentos, plantaciones riparias y creación de estanques temporales para retención de crecidas. El diseño priorizó soluciones de paisaje de baja intervención que permitan recuperación natural y reducción de nutrientes.
Informes de proyecto muestran mejoras en la capacidad de retención de agua (reducción de picos de caudal), incremento en hábitats favorables para fauna acuática y aves, y captura de nutrientes (efecto trampa). El enfoque participativo ha facilitado aceptación local y mantenimiento continuo. Documentos técnicos del proyecto describen incrementos en heterogeneidad de hábitat y propuestas para medidas complementarias.
Agricultura regenerativa en la Toscana, Italia
En zonas rurales de la Toscana, proyectos de agricultura regenerativa han recuperado terrazas históricas y establecidos sistemas agroforestales adaptados a condiciones mediterráneas. Estas intervenciones han incrementado la infiltración de agua, reducido la erosión y diversificado la producción agrícola.
Los resultados de un programa de monitoreo participativo señalan un aumento del 15 % en polinizadores silvestres y mejoras significativas en la calidad del suelo (Nesshöver et al., 2017). Al combinar conocimiento tradicional y técnicas innovadoras, se ha logrado un modelo replicable para otras regiones rurales europeas.
Dique construido por castores, Brdy Protected Landscape Area, República Checa
Un ejemplo emblemático (2025) muestra cómo la actividad de una colonia de castores en la región de Brdy construyó diques que restauraron un humedal esperado por un proyecto humano, generando beneficios ecológicos y un ahorro público estimado en 30 M CZK (US$1.2M). La cobertura mediática enfatizó el papel de los castores como “ingenieros de ecosistemas”.
Los diques incrementaron la retención hídrica, crearon hábitats para anfibios, peces y aves, y mejoraron la calidad del agua por sedimentación y procesamiento biológico. La intervención natural demostró eficacia rápida y ubicó el debate en torno a la reintroducción y coexistencia con actividades humanas. Además, el caso subraya que las soluciones naturales a veces pueden ser más eficientes y baratas que la infraestructura planificada.
Retos y oportunidades de implementación
Retos principales:
Financiación insuficiente: muchas SbN dependen de subvenciones temporales y carecen de modelos de negocio sostenibles.
Fragmentación institucional: falta de coordinación entre niveles administrativos y sectores (agricultura, urbanismo, medio ambiente).
Percepción pública: en algunos contextos, las SbN se ven como intervenciones estéticas, sin reconocimiento de sus beneficios sociales, económicos ni ambientales.
Oportunidades:
Integración en la Política Agraria Común (PAC) como prácticas agroambientales.
Aprovechamiento de la Ley de Restauración de la Naturaleza para movilizar fondos europeos.
Desarrollo de indicadores estandarizados que permitan comparar resultados y justificar inversiones (European Commission, 2025).
La clave está en combinar políticas públicas claras con mecanismos de gobernanza colaborativa que garanticen la continuidad y el escalado de las intervenciones.
Recomendaciones para la gestión del paisaje
Seleccionar SbN con base en diagnósticos integrales, priorizando áreas donde se solapen vulnerabilidades ambientales y necesidades sociales.
Incorporar procesos participativos que fortalezcan la legitimidad y el mantenimiento de las acciones.
Monitorear de forma continua, utilizando tecnologías de teledetección, indicadores ecológicos y encuestas de percepción ciudadana.
Asegurar financiación estable mediante esquemas mixtos: fondos públicos, pagos por servicios ecosistémicos y colaboración público-privada.
Promover el intercambio de experiencias entre regiones y países para acelerar la replicabilidad y la innovación.
En síntesis, las SbN ofrecen una vía práctica, rentable y sostenible para transformar los paisajes europeos frente a los retos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad territorial. La experiencia demuestra que el éxito depende tanto de la calidad técnica de las intervenciones como de su integración en políticas coherentes y procesos participativos.
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