Fuente:
Asociación Empresas Consultoría
Lugar:
Inteligencia artificial
Durante gran parte de la historia, la adopción de la automatización corporativa ha sido un proceso lento y gradual. Sin embargo, a medida que nos acercamos a 2026, ese avance constante se perfila como un salto transformador impulsado por la IA.
Y es que el año 2026 marcará el punto de inflexión en el que la economía global pasará de estar “asistida por IA” a ser “nativa de IA”. No solo adoptaremos nuevas herramientas, sino que construiremos una nueva realidad económica: la economía de la IA.
Los agentes autónomos de IA, entidades con capacidad para razonar, actuar y recordar, definirán esta nueva era. Delegaremos tareas clave en estos agentes, desde la clasificación de alertas en el centro de operaciones de seguridad (SOC) hasta la creación de modelos financieros para la estrategia corporativa.
Palo Alto Networks ha elaborado el informe “6 predicciones para la economía de la IA: las nuevas reglas de la ciberseguridad de 2026”, en el que anticipa un salto transformador hacia esta economía nativa de IA.
Agentes autónomos de IA
Este nuevo modelo económico global, impulsado por la IA y en el que la inteligencia artificial eleva la productividad y las operaciones, también introduce un cambio sísmico en el perfil de riesgo.
En 2026, los agentes autónomos de IA redefinirán de forma fundamental las operaciones empresariales, preparando el terreno para cambios profundos en la identidad, el centro de operaciones de seguridad (SOC), la computación cuántica, la seguridad de los datos y el navegador.
Palo Alto Networks pronosticó 2025 como el Año de la Disrupción, basándose en el aumento de megabrechas que dejan fuera de servicio redes empresariales enteras, impulsadas por vulnerabilidades en la cadena de suministro y atacantes que alcanzan nuevos niveles de velocidad y sofisticación.
Esto se ha demostrado, ya que el 84 % de los grandes incidentes cibernéticos investigados por Unit 42 este año han provocado inactividad operativa, daños reputacionales o pérdidas financieras. En 2026 entraremos en el Año del Defensor, donde las defensas impulsadas por IA inclinan la balanza a favor de la protección, reduciendo los tiempos de respuesta, simplificando la complejidad y aumentando la visibilidad para reaccionar de forma más ágil.
Según Wendi Whitmore, Chief Security Intelligence Officer en Palo Alto Networks, “la adopción de la IA está redefiniendo el riesgo en ciberseguridad, pero la gran oportunidad sigue estando del lado de quienes protegen. Mientras los atacantes utilizan la IA para escalar y acelerar las amenazas en una fuerza laboral híbrida, donde los agentes autónomos superan en número a los humanos en una proporción de 82 a 1, los defensores deben contrarrestar esa velocidad con una protección inteligente. Esto exige un cambio fundamental: pasar de un enfoque reactivo, centrado en bloquear, a un enfoque proactivo que permita gestionar activamente el riesgo impulsado por la IA y, al mismo tiempo, fomentar la innovación empresarial”.
Desde el aumento previsto de los ataques a la identidad impulsados por IA hasta la nueva ola de responsabilidad ejecutiva por el uso indebido de IA, estas predicciones para 2026 actúan como pautas esenciales para que las organizaciones definan sus estrategias de ciberseguridad y naveguen con confianza por la nueva economía autónoma.
Predicciones de IA y ciberseguridad de Palo Alto Networks para 2026:
1. La Nueva Era del Engaño: La amenaza de la identidad en la IA
En 2026, la identidad será el principal campo de batalla, a medida que deepfakes de IA impecables y en tiempo real —incluidas suplantaciones de directivos— hagan que la mentira sea indistinguible de la realidad. Esta amenaza se amplifica con los agentes autónomos y la desproporción de identidades máquina-humano de 82 a 1, creando una crisis de autenticidad en la que una sola orden falsificada podría desencadenar una cadena de acciones automatizadas. A medida que se erosiona la confianza, la seguridad de la identidad debe pasar de un mecanismo reactivo a un habilitador proactivo para la organización, protegiendo a cada humano, máquina y agente de IA.
2. La Nueva Amenaza Interna: Asegurar el agente de IA
La adopción empresarial de agentes autónomos de IA aportará el multiplicador de fuerza necesario para cubrir el déficit de 4,8 millones de profesionales de ciberseguridad y aliviar la sobrecarga de alertas. Sin embargo, esto también implica un riesgo inherente: la aparición de una nueva y potente amenaza interna. Estos agentes, siempre activos y dotados de confianza implícita, reciben acceso privilegiado y, de facto, las “llaves del reino”, convirtiéndose en un objetivo extremadamente valioso. Los adversarios dejarán de centrarse en los humanos y dirigirán sus esfuerzos a comprometer estos agentes, transformándolos en un “insider autónomo”. Esto obliga a avanzar hacia una autonomía bajo control, con herramientas de gobernanza y firewalls de IA en tiempo de ejecución capaces de frenar ataques a velocidad de máquina.
En 2026, la nueva frontera de ataque será el envenenamiento de datos: la corrupción invisible de los datos de entrenamiento de IA desde su origen
3. La Nueva Oportunidad: Resolver el problema de la confianza en los datos
El próximo año, la nueva frontera de ataque será el envenenamiento de datos: la corrupción invisible de los datos de entrenamiento de IA desde su origen. Este tipo de ataque explota un silo crítico entre los equipos de ciencia de datos y seguridad para insertar backdoors ocultas y modelos poco fiables, desencadenando una auténtica “crisis de confianza en los datos”. A medida que los perímetros tradicionales pierden relevancia, la solución debe pasar por una plataforma unificada que cierre este punto ciego, utilizando Data Security Posture Management (DSPM) y AI Security Posture Management (AI-SPM), junto con agentes en tiempo de ejecución capaces de aplicar firewall as code para proteger de extremo a extremo todo el flujo de datos de IA.
4. El Nuevo Mazo Judicial: Riesgo de IA y responsabilidad ejecutiva
La carrera empresarial por obtener ventaja mediante IA chocará con un nuevo muro jurídico. De aquí a 2026, la enorme brecha entre la rápida adopción y una seguridad de IA madura —solo el 6 % de las organizaciones cuenta con una estrategia avanzada— generará las primeras grandes demandas que responsabilizarán personalmente a directivos por las consecuencias de una IA descontrolada. Este “nuevo mazo” eleva la IA de ser un asunto tecnológico a convertirse en un problema crítico de responsabilidad legal. El rol del CIO deberá evolucionar hacia habilitador estratégico, o complementarse con un Chief AI Risk Officer, apoyándose en plataformas unificadas que garanticen un gobierno verificable para innovar con seguridad.
5. La Nueva Cuenta Atrás: El imperativo cuántico
La amenaza “harvest now, decrypt later” —robar ahora, descifrar después—, acelerada por la IA, está generando una crisis de inseguridad retroactiva, en la que los datos robados hoy representan un riesgo futuro. A medida que el horizonte de la computación cuántica se reduce, pasando de un problema a diez años vista a uno de apenas tres, los gobiernos impondrán mandatos que obligarán a una transición masiva hacia la criptografía poscuántica (PQC). Este desafío operativo exigirá que las organizaciones abandonen las actualizaciones puntuales y adopten una estrategia de agilidad criptográfica, capaz de adaptarse continuamente a nuevos estándares como base esencial de seguridad.
6. La Nueva Conexión: El navegador como espacio de trabajo
A medida que el navegador evoluciona de ser una simple interfaz de acceso a convertirse en una plataforma agente capaz de ejecutar tareas con IA, pasa a convertirse en el nuevo sistema operativo empresarial. Esta tendencia crea la mayor superficie de ataque no protegida: una puerta de entrada de IA que opera con un vacío de visibilidad significativo. Con un aumento del 890 % en el tráfico generado por IA generativa, las organizaciones deberán adoptar un modelo de seguridad unificado y cloud-native, con controles coherentes de zero trust y protección de datos desplegados en el último milisegundo: dentro del propio navegador.
La regulación europea y la exposición de las pymes en España
El año 2026 estará marcado por un salto regulatorio decisivo en materia de ciberseguridad. La Directiva NIS2, que la Unión Europea obliga a transponer a nivel nacional, introducirá un marco de obligaciones más estricto para medianas y grandes organizaciones.
Aunque su transposición en España aún está en desarrollo, se espera que llegue en breve. La norma establece un régimen sancionador severo, con multas de hasta 10 millones de euros o el 2 % de la facturación anual global —lo que sea mayor— y eleva las exigencias de gobernanza: la dirección deberá asumir responsabilidades claras, designar responsables de ciberseguridad y garantizar formación en gestión del riesgo digital.
En paralelo, el sector financiero ya opera bajo el Reglamento DORA, que refuerza los requisitos de gestión del riesgo TIC, notificación de incidentes y pruebas de resiliencia digital para bancos, aseguradoras y mercados financieros. En conjunto, estas normas europeas trasladan la ciberseguridad —y, por extensión, el uso seguro de la IA— al ámbito de la responsabilidad ejecutiva y estratégica, más allá de su dimensión técnica.
El 90 % de los empleados utiliza dispositivos personales para acceder a información corporativa, lo que convierte al navegador y a los servicios cloud en su principal superficie de riesgo
A esta presión regulatoria se suma la necesidad de prepararse para la criptografía poscuántica (PQC). La Unión Europea ha instado a las organizaciones a iniciar planes de transición, con la obligación de adoptar algoritmos resistentes a la computación cuántica antes de 2030, dado que estándares ampliamente utilizados como RSA y ECC serán vulnerables en ese escenario. España avanza en este camino mediante su Estrategia Nacional de Tecnologías Cuánticas, mientras el Banco de España e INCIBE impulsan formación específica en criptografía poscuántica.
Este desafío coincide con una estructura empresarial especialmente expuesta: en España existen 2.942.716 pymes, que representan el 99,8 % del tejido empresarial (Ministerio de Industria, Comercio y Turismo). Muchas operan en entornos BYOD, sin equipos dedicados de ciberseguridad, y según INCIBE, el 90 % de los empleados utiliza dispositivos personales para acceder a información corporativa, lo que convierte al navegador y a los servicios cloud en su principal superficie de riesgo.
En este contexto, asegurar el propio navegador bajo principios Zero Trust será un pilar crítico para que las empresas puedan aprovechar la productividad de la IA sin exponerse a incidentes de seguridad con alto impacto operativo.
Fuente: byteThe post 6 predicciones para proteger la nueva economía de la IA first appeared on AEC - Asociación española de empresas de consultoría.