Fuente:
Comunidad Ism
Lugar:
Agua
1. ¿Cuáles son los parámetros más importantes que se deben controlar para garantizar que el agua sea segura para beber?
La seguridad del agua de consumo se basa en un control constante y riguroso de diferentes parámetros. Lo parámetros más importantes podemos agruparlos en tres grandes categorías:
Parámetros microbiológicos: La presencia de microorganismos patógenos en el agua constituye uno de los riesgos más serios para la salud pública. Bacterias como Escherichia coli, virus entéricos o parásitos como Giardia y Cryptosporidium pueden causar brotes importantes de enfermedades. Por eso, la normativa vigente en materias de aguas exige que el agua esté libre de este tipo de indicadores y patógenos.
Parámetros químicos: El agua puede contener de forma natural o derivadas de actividades humanas sustancias químicas que, en concentraciones elevadas, resultan peligrosos o dañinas. Es el caso de nitratos, plomo, arsénico, pesticidas o compuestos derivados de procesos industriales. También es importante controlar los subproductos de la desinfección, como los trihalometanos, para que se mantengan dentro de los límites establecidos.
Parámetros físicos y organolépticos: Aunque no siempre suponen un riesgo directo para la salud, aspectos como turbidez, color, sabor u olor son esenciales. Una elevada turbidez, por ejemplo, no solo afecta a la aceptación del agua por parte de los consumidores, sino que puede dificultar la eficacia de la desinfección y proteger a los microorganismos.
En definitiva, el control integral de estos parámetros garantiza que el agua que llega al grifo de los consumidores sea segura para su consumo.
2. ¿Qué tecnologías o procesos de tratamiento se utilizan con mayor frecuencia en la potabilización?
El tratamiento del agua potable combina distintas tecnologías, que se seleccionan en función de la calidad del agua de origen (río, embalse, pozo, desaladora). Entre las más habituales encontramos:
Coagulación, floculación y decantación: Se añaden productos químicos que ayudan a agrupar partículas y materia en suspensión en forma de flóculos, que luego se separan por un proceso de sedimentación.
Filtración: Una vez eliminados los sólidos más grandes, el agua se hace pasar por filtros de arena, antracita o membranas, que retienen partículas finas, microorganismos y materia orgánica.
Desinfección: Es un paso crítico que asegura la eliminación de microorganismos patógenos. Puede realizarse con cloro (el más extendido por su acción residual en la red de distribución), ozono (muy eficaz pero sin persistencia) o radiación ultravioleta (que inactiva virus y bacterias de forma rápida).
Tratamientos avanzados: Dependiendo de los contaminantes presentes, se aplican tecnologías adicionales, como el carbón activo para eliminar compuestos orgánicos responsables de olores y sabores, o la ósmosis inversa en casos de aguas con alta salinidad o contaminadas con microcontaminantes difíciles de eliminar.
3. ¿Qué conocimientos técnicos son indispensables para los profesionales que trabajan en el sector del agua potable?
Los profesionales que se dediquen al sector del agua potable deben contar con una formación que combine conocimientos técnicos con una visión integral de la gestión del agua. Entre los aspectos más importantes destacan:
Química y microbiología del agua: fundamentales para entender qué contaminantes pueden aparecer, cómo se comportan y qué técnicas permiten eliminarlos de forma eficaz.
Ingeniería de procesos: manejo de las operaciones y tecnologías de potabilización de agua. Esto incluye desde el diseño y la operación de una planta hasta la optimización de los procesos.
Normativa y estándares de calidad: conocer en detalle la normativa en materia de agua, así como los límites legales y las directrices internacionales es indispensable para garantizar que el agua suministrada cumple con todas las exigencias sanitarias.
Gestión y control de redes de distribución: no basta con producir agua potable; es igual de importante que llegue hasta el usuario final en condiciones seguras. Para ello, se aplican técnicas de hidráulica, control de presiones, detección de fugas y mantenimiento de las infraestructuras.
Competencias digitales y de monitorización: las nuevas tecnologías permiten un control en tiempo real de parámetros de calidad y de funcionamiento de los sistemas. El análisis de datos, la sensorización y el uso de herramientas de modelado digital están transformando la gestión del agua.
Además, es esencial que los profesionales tengan una mentalidad orientada a la sostenibilidad, ya que la gestión del agua se enfrenta a retos como el cambio climático, la escasez de recursos o la necesidad de reducir el consumo energético y químico en los tratamientos.
En este sentido, resulta muy interesante que los profesionales tengan acceso a formaciones especializadas que les ayuden a actualizarse. Un ejemplo de ello es el programa “Agua potable para consumo humano” del Instituto Superior del Medio Ambiente, que ofrece una formación práctica y completa en estas materias.
Agua Potable para Consumo Humano
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