Fuente:
Extremadura XXI
Lugar:
agricultura
Mientras España siembra 81.000 has y produce 576.000 tn de arroz, Myanmar (Birmania) siembra 6,4 millones de has y produce 11,8 millones de tn de arroz barato
En pocos años, el cultivo del arroz en Extremadura ha perdido unas 4.000 hectáreas, que podrían haber sido más de no ser por las restricciones a los cambios de cultivo que obligan los terrenos en zona ZEPA. El sector arrocero regional, como el español y el europeo en su conjunto se enfrente a grandes desafíos que ponen en peligro su viabilidad futura.
Extremadura ha sido en los últimos años la segunda región en hectáreas y producción de arroz en la península, con una media cercana a las 20.000 hectáreas en las últimas dos campañas, ya sin restricciones de riego. Cultivo estratégico en municipios como Palazuelo, Puebla de Alcollarín. Villar de Rena o El Torviscal entre otros, y que cuenta en la región con dos importantes industrias transformadoras y comercializadoras como Arroceras Pons (en la antigua planta de Arrocerías Dorado) y la sociedad cooperativa Extremeña de Arroces en Miajadas.
El primer gran desafío tiene que ver con la climatología, las sequías y las restricciones de riego. Aunque los actuales niveles de la Cuenca Hidrográfica del Guadiana son altos, no se puede olvidar lo ocurrido en la campaña del 2022 cuando solo se pudieron plantar en la región 2.053 hectáreas, o en la de 2023 cuando se sembraron 13.140 has. La búsqueda de alternativas para un menor uso de agua en el cultivo, tanto a nivel de semillas como a nivel de modelos que no sean por inundación, sigue su curso.
FitosanitariosEl segundo gran problema que limita al sector arrocero español, y parte del europeo, tiene que ver con las restricciones al uso de determinados productos fitosanitarios que sí están permitidos en los grandes países productores del sudeste asiático. Según ha denunciado Cooperativas Agroalimentarias ante el Ministerio de Agricultura, “la actual situación de desventaja competitiva, provocada por restricciones fitosanitarias no armonizadas entre los Estados miembros de la Unión Europea pero, también, en terceros países, pone en grave riesgo la viabilidad del cultivo en España, señala esta organización.
En la última década, el cultivo de arroz ha descendido más de un 24% a nivel europeo. Mientras, aumentan las importaciones de arroz procedentes de terceros países, donde los requisitos fitosanitarios y laborales son mucho más laxos. Según Félix Liviano, presidente del sector del arroz de Cooperativas a nivel nacional y de la cooperativa extremeña CASAT, “las cooperativas están al límite. No se puede exigir una producción sostenible sin proporcionar herramientas eficaces para proteger los cultivos».
Cooperativas solicitó al Ministerio de Agricultura, a través de las autoridades competentes de las regiones con producción de arroz, la autorización con carácter de urgencia para el uso excepcional del herbicida AURA (Profoxidim 20%), un producto que sí ha sido permitido en países productores de arroz europeos, como Italia, Grecia y Portugal, como materia activa imprescindible contra las malas hierbas.
El tercer problema que amenaza a la rentabilidad del cultivo vía precios tiene que ver con la competencia desleal existente desde el sudeste asiático, especialmente desde Myanmar (antigua Birmania) y Camboya, grandes exportadoras de arroz a precios muy bajos. Las cifras hablan por sí solas: Birmania cuenta con una superficie de cultivo de arroz de 6,4 millones de hectáreas y produjo la pasada campaña 11,8 millones de toneladas. Sin limitaciones medioambientales ni controles laborales. España, el pasado año, sembró 81.000 hectáreas de cultivo y produjo 576.000 toneladas de arroz.
Organizaciones agrarias de la Comunidad Valenciana han denunciado recientemente la entrada vía el Puerto de Valencia de barcos con arroz importado desde Birmania con destino a la mayor empresa española del sector arrocero. El etiquetado final del producto no detallará su origen al ser transformado y envasado en España.
Mientras, sigue el goteo de conversión de antiguas plantaciones de arroz en Extremadura en olivares superintensivo, la última cerca de Logrosán, en más de 300 hectáreas de terreno.