Fuente:
Delegación CSIC Valencia
Lugar:
Actualidad
Once proyectos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, financiados por la Generalitat Valenciana en sendas convocatorias de Ivace+i Innovación
Once proyectos liderados por personal investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Comunitat Valenciana han sido seleccionados por Ivace+i Innovación, de la Conselleria de Industria, Turismo, Innovación y Comercio, para trasladar los resultados de su investigación a la sociedad. En total, los grupos de investigación del CSIC han obtenido 2,3 millones de euros para avanzar en temas como la salud mental de la infancia y la adolescencia, la prevención de fenómenos hidrológicos extremos como los sufridos por la dana, el diagnóstico y tratamiento del cáncer o la valorización de productos de deshecho de industrias como la del arroz. Los proyectos tienen una duración de tres años.
En la convocatoria de Valorización, transferencia y explotación por las empresas de resultados de I+D, el CSIC ha obtenido 5 proyectos por una cuantía total de 1,2 millones de euros dentro de la línea 1. Esta financia el desarrollo de demostradores de producto, servicios o tecnologías a partir de los resultados de investigación generados por los grupos de investigación del sistema científico valenciano, para que alcancen el desarrollo suficiente para que sean incorporados por las empresas.
Salud mental, cáncer y enfermedad hepática
En esta línea, Yolanda Sanz, lidera en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC un proyecto que desarrollará un modelo predictivo para detectar de forma precoz alteraciones emocionales y conductuales que indiquen riesgos de salud mental en niños y adolescentes. Se basa en hallazgos previos realizados por su equipo de investigación que demuestran una asociación entre una dieta poco saludable, la composición de la microbiota intestinal (el conjunto de microorganismos que habita nuestro intestino) y la salud mental. Integrando datos de microbioma y dieta, el modelo permitirá aplicar estrategias de intervención nutricional que ayuden a prevenir los riesgos de salud mental en la infancia y la adolescencia.
Por su parte, Luis Caballero desarrolla desde el Instituto de Física Corpuscular (CSIC-UV) el proyecto MIRADA, que pretende crear un dispositivo innovador que integra diversos tipos de imágenes médicas para ofrecer una visualización precisa, localizada y en tiempo real de tumores operables con cirugía mínimamente invasiva (tumores gástricos, por ejemplo). Esta herramienta tiene como objetivo mejorar la planificación y ejecución quirúrgica, reduciendo la morbilidad y aumentando la capacidad de identificación, localización y resección intraoperatoria de lesiones malignas. El prototipo será validado en condiciones que simularán un quirófano en el laboratorio.
El proyecto que lidera Juan José García Garrigós en el Instituto de Instrumentación para Imagen Molecular (CSIC-UPV) obtendrá el primer prototipo mundial de un escáner de microscopía fotoacústica 3D portátil y de bajo coste para el diagnóstico precoz y monitorización no invasiva del melanoma, un tumor cutáneo maligno responsable de la mayoría de las muertes por cáncer de piel. La imagen fotoacústica es capaz de detectar las ondas ultrasónicas inducidas en el interior del organismo por absorción láser. El prototipo se demostrará en ensayos clínicos con pacientes voluntarios del servicio de Oncología Dermatológica del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), que dirige el doctor Onofre SanMartín.
También en el Instituto de Instrumentación para Imagen Molecular, Fernando Galve desarrolla el proyecto KEPLER, un sistema innovador de resonancia magnética de bajo campo magnético, compacto y accesible, para la detección temprana del cáncer. Por su capacidad de generar imágenes detalladas sin radiación ionizante, la resonancia magnética es una herramienta ideal para el diagnóstico precoz, pero su elevado coste y complejidad limitan su uso. Se trata de desarrollar una herramienta asequible, no invasiva y segura para realizar cribados sistemáticos y preventivos en lugares donde el acceso a tecnologías avanzadas está limitado por el coste y las dimensiones.
Pablo Botella propone desde el Instituto de Tecnología Química (CSIC-UPV) el proyecto SHAPE, donde estudiará la acción de un compuesto antiinflamatorio denominado AG5, un derivado sintético de un compuesto de origen vegetal, para tratar la enfermedad hepática asociada a la disfunción metabólica, que afecta alrededor del 25% de la población mundial. AG5 es capaz de minimizar la reacción inflamatoria sin inhibir la respuesta inmune primaria, por lo que se probará su actividad en modelos preclínicos de la enfermedad in vitro e in vivo. El fármaco tiene un perfil económico muy favorable, lo que supondrá un alivio para los elevados costes de este problema de salud.
Vigilar riadas, descontaminar y reutilizar
En la convocatoria de Proyectos estratégicos en cooperación, el CSIC ha obtenido 6 proyectos con una financiación total de 1,1 millones de euros. El objetivo de este programa es apoyar el desarrollo de grandes proyectos de I+D+i en cooperación entre varios agentes del Sistema Valenciano de Innovación, como vía para el desarrollo de soluciones conjuntas a problemas de interés común.
Javier Senent lidera desde el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CSIC-UV) el proyecto AIGUALERT, que impulsa una nueva generación de sistemas inteligentes para anticipar, vigilar y gestionar inundaciones y otros eventos hidrológicos extremos en la Comunitat Valenciana. Combina cámaras de medición continua de cauces con técnicas de inteligencia artificial para interpretar en tiempo real la información compartida en redes sociales para mejorar la detección temprana. Junto con un gemelo digital de cuenca, el sistema permitirá emitir alertas rápidas y eficaces a administraciones y población. Las zonas de estudio son la cuenca del río Magro hasta el embalse de Forata y la cuenca del río Mijares hasta el embalse de Arenós. Participan la UPV y las empresas VIELCA ingenieros y Sensing Tools.
En el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) tienen tres proyectos. Gloria Sánchez desarrolla el proyecto ERAGUA para mejorar el conocimiento y la gestión de la calidad de las aguas regeneradas. Además de probar técnicas analíticas para detectar virus, parásitos, genes de resistencia a antibióticos y contaminantes químicos emergentes, estudian su eliminación en estaciones depuradoras de aguas residuales reales. Finalmente, desarrollan tecnologías de vigilancia para identificar contaminantes emergentes y una plataforma digital para el seguimiento y gestión avanzada de la información. Participan empresas del sector del agua (Eurofins-Iproma y Advanced Wave Sensors), un centro tecnológico (AINIA), la UPV y FACSA.
María José Fabra lidera en el IATA-CSIC el proyecto IMPACT para identificar las principales fuentes y tipos de contaminación por microplásticos en el ciclo integral del agua, especialmente de origen textil, y desarrollar tratamientos efectivos y sostenibles, incluyendo tecnologías emergentes como el vermicompostaje (descomposición de materia orgánica mediante lombrices). El objetivo es probar la aplicación de los métodos más seguros de mitigación de microplásticos en el ámbito industrial, con el fin de proteger la salud humana, animal y ambiental de los efectos adversos ocasionados por la exposición a través de agua y lodos. Participan las empresas GAMASER, Global Omnium y ProtoQSAR, así como el centro tecnológico AITEX.
También en el IATA-CSIC, Juan José Tamayo desarrolla el proyecto YEAST4VALUE, una biorrefinería para dar valor a subproductos generados en las industrias del arroz, del vino, del aceite de oliva y de la horchata, así como restos de poda de caña común asociados a daños provocados por la DANA. Mediante procesos de extracción y de transformación sostenibles, se obtendrán aceites y carotenoides de alto valor para su uso en la industria de los alimentos, cosmética y salud, así como un bioestimulante de uso agrícola en forma de pellet para ayudar a recuperar la salud de suelos dañados. Participan la Sociedad Anónima de Agricultores de la Vega de Valencia, Qomer Bioactive Ingredients, la UV y AINIA.
En el Instituto de Tecnología Química (CSIC-UPV), Antonio Chica trabaja en el proyecto DESHCEM para desarrollar un sistema híbrido catalítico para la eliminación de microcontaminantes emergentes (restos de medicamentos, productos de cuidado personal, pesticidas, microplásticos o sustancias químicas persistentes) en el ciclo del agua. La solución propuesta se basa en un sistema de tratamiento de agua que combina ozono y zeolitas modificadas (materiales naturales que actúan como catalizadores). Esta tecnología acelera la degradación de los contaminantes, mejora la eficiencia del proceso y reduce la toxicidad del agua tratada. Participan las empresas Gruper, la Sociedad de Fomento Agrícola Castellonense (FACSA), el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (AIJU) y la UJI.
Diego Orzáez impulsa desde el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (CSIC-UPV) el proyecto MiCropBiome, una nueva generación de tratamientos agrícolas basados en microorganismos beneficiosos para mejorar la resistencia de los cultivos a la sequía y otros efectos del cambio climático. En su laboratorio desarrollan una tecnología para que las plantas emitan una señal de luz cuando activan respuestas internas, un ‘indicador luminoso’ para ver, en tiempo real, cómo reacciona la planta cuando entra en contacto con un microorganismo bioestimulante y obtener información sobre su estado fisiológico. Con ello aceleran el desarrollo de bioestimulantes más eficaces y sostenibles. Además de la UPV, participan las empresas Darwin Bioprospecting Excellence y Seipasa.
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