IA responsable: conocimiento operativo, gobernanza y visión humana

Fuente: Asociación Empresas Consultoría
Lugar: Inteligencia artificial
La inteligencia artificial avanza rápido. Cada poco aparecen nuevas capacidades, nuevos modelos y nuevas aplicaciones que prometen transformar procesos. Sin embargo, la adopción responsable avanza a otro ritmo. Muchas organizaciones empiezan a usar IA sin tener claro para qué sirve, qué riesgos implica o qué límites necesitan fijar. Hay interés real en incorporar modelos generativos o automatizaciones inteligentes, pero el reto es aplicarlos no solo con sentido, sino con control, trazabilidad y criterios éticos que protejan la confianza de los clientes y de los equipos de trabajo.



Con la Ley de IA —el Reglamento europeo 2024/1689— la Unión Europea quiere que la inteligencia artificial sea útil, segura y transparente. Por eso establece normas claras para los usos que pueden afectar a derechos fundamentales o dar lugar a decisiones opacas, y exige supervisión humana, trazabilidad y control. Una IA debe ser tan efectiva como responsable. Su buen encaje depende tanto de aportar valor al negocio como de cumplir las pautas éticas que cualquier organización que trabaja con y para personas debe garantizar.



El contact center ocupa un lugar crítico en este debate. Cualquier uso de la IA influye en la experiencia de cliente, en un entorno de trabajo donde confluyen datos, emociones y decisiones que afectan a personas reales. Una IA sin dirección y sin expertise humano, tanto a nivel operativo como ético, produce resultados poco fiables. El motivo es que se echa en falta el criterio que aporta el conocimiento operativo y el filtro humano que garantiza un uso responsable. Por eso, si bien la gobernanza de esta tecnología no es un requisito técnico, sí que es la base para aplicar inteligencia con sentido y sin erosionar la confianza.La Política de IA global de Intelcia, que en España se ha diseñado junto con el despacho Ecija Abogados, va en esa dirección. Identifica qué sistemas existen y cómo se utilizan, y mantiene un inventario claro de los usos autorizados. Ajusta la documentación y los procedimientos internos para asegurar la trazabilidad. Establece evaluaciones periódicas que permiten detectar riesgos y aplicar medidas de control antes de que puedan afectar a un cliente. Y forma a los equipos para que cualquier uso de la IA mantenga el mismo estándar ético y operativo que se exige al resto de procesos. Es una dimensión de la gobernanza que ordena, supervisa y da coherencia al uso de la inteligencia artificial dentro de la organización, en armonía con las directrices de la Unión Europea.



La implantación de estas pautas se extiende a todas las entidades del grupo Intelcia y se adapta a cada región. El objetivo es cumplir estándares de ética, transparencia, fiabilidad, seguridad y trazabilidad. Los procesos que incorporan IA pasan por auditorías y verificaciones continuas para garantizar que la innovación tecnológica no vulnera la legalidad ni deteriora la confianza de clientes y profesionales. En todo este esfuerzo hay un liderazgo claro. Así, el comité de dirección supervisa este trabajo y vela por que estas políticas se apliquen en todas las áreas y departamentos. Y se asegura de que cada avance preserve ese equilibrio entre eficacia operativa y responsabilidad.



Una IA sin dirección y sin expertise humano, tanto a nivel operativo como ético, produce resultados poco fiables



 Usar IA sin criterio no aporta valor. Para que una tecnología tenga sentido, primero debe entenderse y aplicarse con el conocimiento operativo que solo aportan las personas que trabajan cerca del cliente. Esa mirada humana da dirección a cada modelo y evita un uso mecánico o improductivo. Y esa misma mentalidad garantiza la dimensión ética: que cualquier decisión automatizada respete los mismos estándares de equidad, claridad y rigor que se aplican al resto de operaciones.



El proceso de adaptación está en marcha. Combina actualización documental, identificación de sistemas y evaluaciones activas de cada modelo que se usa en la organización. Con este modo de trabajar, la inteligencia artificial se despliega de forma controlada, segura y alineada tanto con las políticas internas como con los estándares regulatorios de la UE. Intelcia demuestra así que integrar IA no es un ejercicio puramente tecnológico: es una tarea de gobernanza y compromiso ético que puede servir de referencia para cualquier empresa que quiera aprovechar el potencial de esta tecnología sin poner en riesgo la legalidad ni la confianza.



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