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En las riadas, no sólo daña el agua; daña más el barro. Investigadores del IGME-CSIC explican que, en eventos extremos como la dana del pasado 29 de octubre, los materiales que arrastra la corriente aumentan los daños causados por las inundaciones.
Las lluvias torrenciales por el paso de la dana del pasado 29 de octubre, que ha acabado con la vida de más de 200 personas, la mayoría en la Comunidad Valenciana, desbordaron en pocos minutos los cauces de los ríos, inundaron campos, calles y casas, se llevaron por delante cientos de vehículos y derribaron puentes. Basta con observar las impactantes imágenes de esta tragedia, que se ha cebado especialmente con varias localidades al sur de Valencia, para darse cuenta de que lo peligroso no es exclusivamente el agua y su profundidad. Los daños causados por la propia velocidad del flujo y por los materiales que arrastra la corriente pueden llegar a ser también muy importantes.
Fecha de publicación:
07/11/2024
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